21 de Noviembre. El día en que la izquierda lloro.

21 de Noviembre. El día en que la izquierda lloro.

Desde el 18 de octubre de 2019, se impuso la idea de que defender una posición desde la violencia, haciendo barricadas, limitando el libre tránsito, quemando, vandalizando, boicoteando al metro y provocando a las policías, se podrían lograr grandes cambios.

Se lograba escuchar entre los argumentos de los más jóvenes “queremos provocar un quiebre en la producción para que a los más ricos les duela”, mientras tanto miles de chilenos sufrían por no poder llegar a sus casas a tiempo, por tener que salir más temprano para evitar retrasos, llegar tarde los viernes por las manifestaciones, mucha gente lloraba como Ana Gutierrez en Puente Alto, humillada por los delincuentes del 18 de octubre.

Luego de varios días en que la violencia se tomo las calles bajo el lema “no fueron 30 pesos, fueron 30 años”, se validaba por parte de periodistas como Paulsen y de forma más indirecta como Matamala, Rincon, y otros en radio como Mirna Schindler, la violencia a titulo de “la lucha por la desigualdad”, “por más dignidad”, “por descontento social”, por las injusticias sociales. No se vio un punto medio en las comunicaciones sancionando la violencia, y solo se observaron defensas corporativas ideológicas y mucho descredito a Carabineros de Chile.

Mientras se acusaba de centro de torturas en el metro Baquedano, y el caso Maureira tomaba fuerza como un caso de violencia desmedida de carabineros, y la prensa publicaba sin miedo dando amplia cobertura, todo esto, ganando millones en publicidad. La PDI acusaba la falsedad del INDH por tomar información falsa, y el caso Maureira se disuelve dejando a dos carabineros injustamente en el desprestigio, en cuyos casos la prensa no pide perdón ni desmiente con la misma fuerza, no compensa ni indemniza.

La izquierda celebra como Piñera, haciendo caso omiso al mandato del 2017, cuyas elecciones gano y en donde no prometía cambio constitucional venciendo a Sanchez y Guille, este se arrodilla y entrega la constitución a cambio del acuerdo por la Paz, cuya máxima nunca se cumplió. Aquel 15 noviembre.

De esta forma gana el apruebo con 80% de votos a favor y obteniendo mayoría en la constituyente, llenando de alegría a la izquierda y el resultado de la “revuelta”.

De la revuelta se entiende que los flancos sicológicos, físicos y estructurales fueron llevados al extremo por piqueteros y personas como Doris Gonzalez o Florencia Lagos (participantes activas de encuentros con Maduro y chavistas), por lo que queda aprender la lección de que para algunos sectores políticos con más importantes el poder, que el estado de bienestar real de los chilenos.  Daniel Mansuy sin embargo, no piensa que la violencia de las marchas, la capitalizo la izquierda, a pesar de ser cientista político, no lo intuye.

El 21 de noviembre del 2021, con todas las expectativas puestas en candidatos como Boric, Kast, Provoste, Sichel, Meo, Parisi y Atria. La izquierda ponía sus cartas en Boric o Provoste, y la derecha en Sichel, a pesar de que este “negara ser de derecha” en una entrevista. Gana contra todo pronóstico,  las elecciones en primera vuelta Kast, con una evidente herida en el ego, una marginal sensación de derrota y una duda existencial, la izquierda lloro.

Y sus lágrimas se tradujeron para Alejandra Valle, Stingo, Paulsen, Matamala, si no en una sensación amarga, y “reseteo” necesario para poder ponerle atención de un izquierdista intelectual y sensato como Cristian Walkern.

De esta forma Boric, cambia su manera de presentarse, pareciendo más moderado que en primera vuelta, y Kast quedando en “lo taimado del discurso”, entrega de esta manera el triunfo a la izquierda. No con amplia mayoría, no con el 80%, por eso la izquierda llora, esperando que su violencia no tenga efecto rebote, lo ideal es que las políticas de Boric apunten a incentivar el trabajo, el desarrollo y la inversión.

 

Carlos Andrade Araya, consultor en materia de consumo de medios.

Polidicom

 

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