La violencia en las calles, no solo tiene un origen social. También tiene un origen político.
Pasamos de ver delitos comunes, a ver actos sistemáticos de vandalismo y llamados de atención a las autoridades de turno, bajo el nombre de manifestaciones pacificas.
La violencia también es pasiva, se usa desde una vitrina mediática, y floreció en los medios de comunicación, gracias a matinales y programas de análisis político, que buscando explicar el fenómeno del octubrismo, se redujo a justificarlo, por el “hastío del pueblo con la elite”.
Paulsen, lo dijo en su programa tolerancia cero. “sin la violencia del octubrismo, no hubiéramos pretendido tener una nueva constitución”. Haciendo alusión a los resultados a nivel político y de opinión pública, de “las manifestaciones violentas desde el 18 de octubre”.
Sin embargo el comunicador, olvida. Que los orígenes de las supuestas manifestaciones espontaneas, con saqueos y barricadas incluidas, eran por “mejorar salud, educación, pensiones y bajar los sueldos a políticos”. Pero desde el 15 de noviembre se negocio, “la constitución”. Como consecuencia de ello “plurinacional, facilidad para migrantes ilegales y beneficios a delincuentes presos” tomaron relevancia en el texto final, y las demandas de origen pasaron a segundo plano.
La violencia política, manifestada en la calle, tuvo sus zonas de sacrificio, con sectores emblemáticos de las denominadas zonas ceros, que no solo afectaron la plusvalía de plaza Italia, si no que intentaron mermar el espíritu ciudadano de otros lugares como: las rejas con alameda// san pablo con Neptuno// metro las parcelas// metro laguna sur //dorsal con las rejas y recientemente el barrio Lastarria, por mencionar algunos.
Y ni hablar de la macrozona sur. En cuyo sentido frente a la acción de los terroristas de la zona, que cumplen con su agenda de “forzar la migración de sus habitantes” por medio de la violencia y ataques directos, y la omisión del gobierno, hacen pensar que “todo va de acuerdo al plan”.
Argentina, no solo tiene conflictos territoriales con la agenda “indigenista”, sino que también están los, piqueteros. Estos se encargan de vandalizar y bloquear el paso a las personas, buscan molestar, buscan sacar a la gente de su zona de confort, por medio del trabajo en masa y la violencia implícita de sus bloqueos, para atacar al gobierno “disidente”.
Esto es peligroso, pues “los piqueteros”, son personas que se concertan para realizar acciones violentas con fines políticos. Por lo tanto el peligro está en justificar y avalar dicho método, convirtiendo la democracia en un medio implícito para llegar al poder mediando “la libre expresión” con violencia, sin represión o justicia para quienes si votaron al gobierno de turno.
Hoy Ecuador sufre por actos en masa de violencia en las calles, así como lo sufriera Colombia y otros a nivel regional, el factor común son movimientos de izquierda radical que en nombre de los acuerdos del foro de sao paulo, que según Hilda Molina, ex enfermera de cabecera de Fidel Castro, su objetivo final es “izquierdizar” las cartas magnas de los gobiernos de la región para favorecer a un sector.
Es poco honesto tener que soportar, tomas de edificios, destrucción de transporte, tomas de establecimiento de educación, y destrucción de plazas-lugares que son públicos. Pues lo pagan todos los contribuyentes, y al parecer por tratarse de “lo público” a nadie le importa, y sirve de campaña, para poder instalar relatos, de quienes se oponen al gobierno de turno para señalar quienes son los héroes y quiénes no.
Recordar es importante, y en este caso el 18 de octubre que como consecuencia tuvo el 15 de noviembre, donde Piñera siendo presidente firma el acuerdo por la paz, “ofreciendo un cambio constitucional” que estaba en los programas de sus contendores. Y no respetando el programa elegido por sus electores.
El irrespeto a sus votantes, fue lo que marco un descredito total a su gestión, justificando su silencio hoy, pues era más sensato esperar las próximas elecciones para evaluar candidatos y sus programas y atender las demandas sociales inmediatas.
Las acciones violentas, finalmente. Son solo justificadas como actos de desobediencia civil, cuando obedecen a la falta de verdad de los gobernantes de turno y el irrespeto a la constitución. Y no a un capricho ideológico. Como lo fue el día de la conmemoración del respeto por la democracia, en que Gonzalez Videla proscribe al partido comunista (18 de octubre de 1948).
Por Juan Carlos Andrade, director El poder del cosumidor, Chile.
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